sábado, 30 de octubre de 2010

Capítulo 1

Los primeros rayos de luz alumbraron mi habitación. Ya era el día. El gran día. Abrí los ojos y salté de la cama. Era el primer día de clase. Mis mejores amigas y yo lo teníamos todo planeado. Nos pondríamos la ropa más corta, ajustada y sexy que tuviéramos en el armario, ya que ese día era especial. Las tres les echaríamos un vistazo a los nuevos chicos, los más guapos, los que más buenos estaban.
Abrí mi armario y sonreí al ver un vestido que ya no recordaba. Era rojo y sin mangas, súper ajustado y que me llegaba por debajo del trasero, lo justo para no enseñar el tanga negro que volvería loco a cualquier chico que lo viera. Me vestí y miré mi aspecto en el espejo. Divina. Mi cabello castaño y ondulado caía hasta la mitad de mi espalda. Cogí unos zapatos negros con tacón y me los coloqué. Hacían que mis piernas parecieran infinitas y esbeltas. Sonreí viendo mi reflejo en el espejo, y es que parecía una verdadera diosa.
Bajé las escaleras con cuidado de no caerme ni romper los tacones.
-Hola -saludé a mi querida madre.
-Buenos días, cariño -su dulce voz era muy parecida a la mía.
Cogí mi mochila y la metí en mi Renault Clio Sport, que estaba tan reluciente como siempre. Conduje hasta el instituto, y allí estaban ellas saludándome y gritando mi nombre.
Bajé del coche y corrí hacia mis amigas para abrazarlas.
-¡Oh, Bella! ¡Estás increíble! -gritó Alice abrazándome.
-Lo sé, tu tambien estás preciosa -me aparté un poco para mirarla. Tan guapa como siempre. Su cabello negro y corto seguía peinado con cada punta apuntado hacia un lugar diferente. Su esbelta figura era de envidia, pero sin duda, estaría mejor si fuera un poco más alta. Llevaba un vestido azul de tirantas que le llegaba por la mitad del muslo, y unas botas bajas blancas con un poco de tacón.
-¡Hola, Bella! -Rosalie me abrazó con fuerza y no pude evitar reirme. Ella era la envidia de cualquier chica. Rubia, con el cabello rizado y largo, un cuerpo despampanante con unas curvas muy bien marcadas. Alcé las cejas mientras recorría su figura con la mirada, y ella sonrió satisfecha. Un top super ajustado de color rosa con un escote increíble le quedaba súper bien con su falda blanca, que era incluso más corta que mi vestido.
-Rose, pareces una puta -le incriminé señalándola. Ella no hizo más que reirse.
-¡Mira quién fue ha hablar! La monja -dijo irónicamente mientras las dos nos reíamos. Era cierto, teníamos fama de putas, pero no nos importaba, nosotras lo disfrutábamos.
-Ya tengo fichados a dos chicos que acabo de ver -Rosalie y yo miramos a Alice sorprendidas.
-¿Ya? -gritamos las dos a la vez.
-Sí, cuanto antes mejor, ¿no? -nos reimos las tres a la vez. Alice era increíblemente rápida en cuanto se trataba de fichar a chicos guapos.
-Cierto, cuanto antes mejor -asintió Rosalie.
Las tres comenzamos a caminar hacia la entrada contoneando las caderas de manera insinuante, haciendo que todos se nos quedaran mirando.
Las cuatro primeras horas de clase se me hicieron eternas, pero por fin llegó la hora del almuerzo. Caminé apresuradamente hacia la cafetería, ignorando los murmullos de los chicos y chicas que me miraban embobados. No podía evitar pensar en lo bien que nos lo pasaríamos este curso, cuando de repente, choqué contra algo y me caí al suelo.
-¡Auch! -solté un quejido cuando mi culo tocó el frío suelo. El golpe no fue grande, pero aún así, me iba a salir un moratón.
-¡Lo siento! -se disculpó una voz de un chico. Alcé la vista y lo vi. Era lo más repulsivo del mundo. Edward Cullen, el friki del instituto. Su pelo cobrizo estaba excesivamente despeinado y grasiento, lo cual le daba un aspecto asqueroso. Tenía un cuerpo delgado y de aspecto desgarbado, con piernas y brazos largos. Llevaba una camisa de cuadros que le quedaba ancha, y unos pantalones vaqueros que ya estaban pasados de moda. Tendió su pálida y delgada mano hacia mí.
-¡A ver si miras por donde vas! ¡Friki! -le grité rechazando su mano y mirándole con desdén mientras me levantaba. Sacudí mi vestido y me alejé de él lo más rápidamente posible y sin mirarle a la cara.
Caminé sacudiendo mis caderas de un lado a otro de forma exagerada y me reuní con mis amigas en la cafetería.
En la mesa estaban sentadas ellas y dos chicos guapísimos. Sonreí a Alice, dándole el visto bueno a los jóvenes que había engatusado. Ambos tenían una piel pálida y un cuerpo grande y musculoso. El que parecía más mayor, tenía el pelo rubio y los ojos azules. Su rostro aniñado se volvió pícaro al verme. Él sería mi presa. El otro chico tenía el pelo un poco largo y moreno, con unos ojos grandes y verdes. Era el tipo de chico perfecto para Alice, ése se lo dejaría a ella.
-Bella, él es Emmett, y él, Jasper -la voz de Alice me despertó de mis ensoñaciones, pero al menos, ya sabía el nombre de mi chico, Emmett. Jasper era para Alice o para Rosalie, pero Emmett era mío.
Yo no era una chica de relaciones largas, mas bien todo lo contrario, me gustaba ir provando y divertirme.
-Encantada -les sonreí a ambos y les di dos besos.
Emmett tenía una mirada llena de lujuria. Ya era mío.

lunes, 18 de octubre de 2010

FanFic

Esta historia es inventada por mí, pero no por ello deja de ser un FanFic. Algunos de los personajes (la mayoría) de mi historia pertenecen única y exclusivamente a Stephenie Meyer, yo solo los he cogido porque soy fan tanto de los personajes como de la famosa escritora. Mi fuente de inspiración es toda la Saga Crepúsculo, desde "Crepúsculo" hasta "La Segunda Vida de Bree Tanner"". Bueno, solo quería aclarar eso, que algunos personajes son obra de la extraordinaria imaginación de Stephenie Meyer, yo solo los utilizo para dar algo de vida a mis historias.
Un beso para tod@s!!!